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¿QUÉ HACER CUANDO EL HAMBRE EMOCIONAL NOS ASALTA?

  • Foto del escritor: José Luis Mora Castaño
    José Luis Mora Castaño
  • 19 jun
  • 2 Min. de lectura

Todos, en algún momento, hemos sentido un deseo urgente de comer sin que exista un verdadero vacío en el estómago. Esa sensación que llega sin avisar, normalmente asociada a emociones, pensamientos repetitivos o incluso al aburrimiento, es lo que conocemos como hambre emocional.


En consulta, suelo decir a mis pacientes que uno de los primeros pasos para una alimentación consciente es distinguir entre hambre real y hambre emocional. Y esta distinción es fundamental, porque no se resuelven de la misma forma.


🔍¿Cómo reconocer el hambre emocional?


El hambre real aparece de forma progresiva, tras varias horas sin comer. Se localiza en el estómago, se calma con cualquier tipo de comida y desaparece al comer.

El hambre emocional, en cambio:

• Aparece de forma repentina, muchas veces mientras estamos distraídos, estresados o desocupados.

• Suele pedir alimentos concretos, especialmente ultraprocesados, dulces o salados.

• No se calma al comer… y con frecuencia, después de hacerlo, aparece la culpa.


Lo más interesante es cuándo y cómo se activa: muchas veces ocurre cuando estamos relajados, sin hacer nada exigente, y aparece unido a un pensamiento rumiativo, persistente y molesto, que nos atrapa y nos hace buscar una salida inmediata: comer.


✂️La estrategia: ¡rompe con lo que estás haciendo!


Cuando aparece ese hambre emocional, mi recomendación es clara:

👉 Deja de hacer lo que estás haciendo en ese momento.


¿Por qué? Porque el pensamiento que ha activado ese deseo de comer está anclado a la actividad que estás realizando. Puede ser estar tirado en el sofá viendo televisión, en la cocina pensando en mil cosas, o sentado frente al ordenador navegando sin rumbo.

Romper ese patrón es clave.


📌 Levántate.

📌 Sal a dar un paseo corto.

📌 Cámbiate de estancia.

📌 Haz una llamada.

📌 Respira profundamente durante 2 minutos.

📌 Ponte música. Haz algo diferente.


Este cambio de estímulo interrumpe la cadena que une la emoción con la comida. El pensamiento pierde fuerza y muchas veces… la falsa necesidad de comer desaparece sola.


🧐Recuerda


El hambre emocional no se combate con fuerza de voluntad ni con castigos.

Se comprende, se identifica y se gestiona con estrategias que funcionen en la vida real.


Así que la próxima vez que sientas ese impulso repentino de comer, hazte esta pregunta:


🔎 “¿Tengo hambre en el estómago o en la cabeza?”


Y si la respuesta es lo segundo…

✨ Rompe el patrón. Cambia la actividad. Respira. Muévete. El pensamiento se irá con lo que estabas haciendo.


Dr. José Luis Mora Castaño

Médico de Familia · Médico de Pueblo

Miembro de SEEDO - Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad  · www.mimetodoapollo.com · @mimetodoapollo


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